Museo del Aceite
La Casa-Cortijo El Madroño ha estado dedicada en su mayor parte a una explotación agrícola desde 1890. Actualmente se ha rehabilitado para toda clase de actos sociales, en un entorno privilegiado, rodeados de la campiña de Martos entre miles de olivos. Es una edificación compleja con varios patios comunicados entre si por medio de portones artísticamente adornados. Como en otros muchos cortijos andaluces de la época, disponían de un molino de aceite, pajar, cuadras y lugares para guardar la maquinaria y aperos de labranza. La entrada al cortijo es a través de un portón que esta rematado con una cruz. También puede verse un nicho que contiene el escudo de la familia situado sobre el arco de la puerta.
El cortijo esta perfectamente habilitado para realizar todo tipo de eventos. Muy cerca, en el término municipal de Martos puede realizarse un paseo inolvidable por los Olivos Centenarios del Olivar del Llano de Motril con más de 5.000 olivos con una vida media de 500 años.
En su interior puede visitarse el Museo del Aceite instalado en la antigua almazara del cortijo y junto a el esta la nueva fabrica donde se elabora un excelente aceite de oliva. Es un museo a través del cual se puede hacer un viaje en el tiempo admirando los antiguos métodos para extraer de la aceituna el preciado oro líquido. Puede observarse una antigua fábrica de aceite de principios del S.XX con un molino de 4 rulos cónicos, tres enormes prensas hidráulicas de Velasco (Sevilla), la batidora para las masas, tres cuerpos de bomba de J. Fuentes Cardona (Úbeda), un cargador automático de capachos Sistema Palacín y así mismo otras dependencias como los aclaradores del aceite, los pozuelos del alpechín y las antiguas bodegas. Las piezas expuestas son de expresión de una tecnología elemental transmitida de artesano a artesano, modificada a veces por la inventiva de un determinado individuo.
La Almazara
El Aceite de Oliva Virgen Extra, procede de una aceituna picual seleccionada y cosechada en la finca Cortijo El Madroño. Se conserva en bodegas de acero inoxidable en una atmósfera inerte, a temperatura constante con el fin de que el aceite conserve intactas todas sus propiedades, que recuerda al olivar, al almendro y otras hierbas aromáticas de la finca; dejando en la boca un suave sabor, untoso y frutado, con aromas muy fusionados en la nariz. Final con ligero amargor y picor. La recolección se realiza en días de sol, molturando el mismo día de recogida y sólo el fruto procedente del árbol. Hecho con esmero, que generación tras generación desde hace 200 años, hacen posible el disfrute de este aceite tan especial y de producción limitada, dando como resultado un aceite de oliva centenario, reconocido para su uso en crudo y cocina selecta. Ha obtenido diversos premios.